De su afición por la naturaleza y las ganas de mejorar su entorno nació la iniciativa de sembrar árboles en el caño de Mallorca. Ahora es uno de los espacios verdes que disfrutan los habitantes del barrio
Mi gusto por la naturaleza nació hace muchos años”, dice Ramón Emilio Cano mientras trata de recordar cuántos. Comienza a buscar explicaciones en su mente que, ahora, con el tiempo, comienza a revolver historias y lugares.
Lo primero que atina a decir es que le gustan los árboles por haber nacido en Medellín, pero también por todos los lugares bellos que vio hace más de medio siglo cuando viajó por el mundo como el guerrero que dice ser.
“Yo soy sargento viceprimero del Ejército Nacional de Colombia”, se presenta sin titubeos, firme, casi sin sostenerse en el bastón de apoyo que sostiene en la mano izquierda.
Con similar seguridad dice que fueron las mismas manos que le sirvieron para la guerra las que sembraron los árboles del caño de Mallorca, un rincón verde que separa la pista del aeropuerto Olaya Herrera de Medellín, de ese barrio ubicado en el extremo occidental de la Comuna 15.
De sus viajes el que más recuerda fue uno que hizo al Canal de Suez, una vía artificial de navegación entre los mares Mediterráneo y Rojo y que está en territorio egipcio. Sin embargo, dice que por esos días, en los que importaba más la guerra que libraba como parte de los soldados enviados para defender el Golfo del Sinaí que ir de excursión turística.
“Allá vi muchos árboles diferentes, algo hermoso”, dice. Sin embargo, lamenta que nadie le hubiera mostrado que muy cerca, en España, está la ciudad de Palma de Mallorca, a la que su barrio le debe el nombre.
Dice que cuando volvió a Colombia, ya como un soldado retirado, no solo pensó en tener su casa, como la que compró hace más de 30 años, sino en que su espacio fuera amigable.
Por eso, sin consenso con sus vecinos, pero con las ganas de que desapareciera el baldío que se había convertido en botadero de basuras, adoptó el caño, dice que para hacer de ese lugar algo útil.
Como era de esperarse los demás habitantes del que en ese entonces era el naciente barrio Mallorca no solo se lo agradecieron sino que le destinaron ese pedazo de tierra para su protección y cuidado. Tanto así, que su historia se repite cada que preguntan por ese lugar, lleno de palmas y otros árboles del trópico. Por eso Ramón Emilio Cano, sargento de Colombia, también es conocido como el padre de wlos árboles del caño de Mallorca.
.
—————