Mulalo Doyoyo es ingeniero del Instituto Tecnológico de Georgia (Estados Unidos). Su equipo de investigación descubrió una buena forma de reciclar las cenizas procedentes de la industria transformándolas en un hormigón no solo muy útil sino también absolutamente ecológico. Lo llamaron cenocell. Por todos es sabido que las cenizas de madera, en pequeñas cantidades, pueden ser un buen fertilizante si las mezclamos con la tierra, pero las cenizas industriales siempre se han considerado un residuo inservible y muy contaminante si no recibían un tratamiento adecuado. La investigación se ha unido con el reciclaje para encontrar una solución sostenible.
Cada año se acumulan en el mundo decenas de millones de toneladas de residuos en forma de ceniza procedentes de diferentes procesos de combustión en las plantas de generación energética a partir de carbón o de fábricas de acero y otras instalaciones energéticas e industriales. Doyoyo, ingeniero de la Escuela de Ingeniería Civil y Ambiental del Instituto Tecnológico de Georgia ideó con su equipo un sistema que reutiliza estas cenizas, en este caso procedentes de la combustión de carbón, para crear el cenocell.
Este sistema mezcla varios productos químicos orgánicos con las cenizas industriales obteniendo un material ligero, muy resistente y con unas propiedades aislantes de primera calidad. El proceso no produce emisiones de CO2 ni de otros gases de efecto invernadero, en buena medida porque no requiere de cemento, un ingrediente imprescindible para producir hormigón convencional y en cuya elaboración se emite bastante dióxido de carbono. Según el equipo que inventó el nuevo producto, este material ecológico fruto del reciclaje podría ser un sustituto no solo del hormigón sino también de la madera y de otros materiales en una gran variedad de aplicaciones dentro del sector de la construcción, del transporte e incluso del aeroespacial.
“Qué hacer con la ceniza resultante de la combustión es un problema mundial. Al usarla para aplicaciones cotidianas, nuestro proceso puede convertir a la ceniza en un producto útil en lugar de un desperdicio. Además, podría dar lugar a una nueva industria y ser una nueva fuente de empleo en lugares del mundo donde se necesitan con urgencia”, explica Doyoyo. El equipo investigador, que centra sus esfuerzos en la industria de la construcción, muestra su confianza en que si el cenocell llega a ser usado para construir estructuras, se ahorrará mucha energía en calefacción y aire acondicionado porque tiene unas buenas propiedades aislantes”.
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